N. Bobbio

Norberto Bobbio

Bobbio (1909-2004) fue un jurista, filósofo y politólogo italiano. Tanto en sus enseñanzas como en sus muchas obras, tales como Politica e cultura (Política y cultura, 1955), Da Hobbes a Marx (De Hobbes a Marx, 1965) y Quale socialismo? (¿Qué socialismo?, 1976), Bobbio ha analizado las ventajas y desventajas del liberalismo y del socialismo, tratando de mostrar que quienes defienden ambas ideologías basan sus actividades en el respeto al orden constitucional y en el rechazo a los métodos antidemocráticos, incluyendo, como es obvio, el análisis y la crítica a la corrupción que ha caracterizado la vida política italiana de los últimos años y el terrorismo al que se opuso con energía durante las décadas de los años 1960 y 1970.

Llamado por muchos el «filósofo de la democracia», en materia política Bobbio tendió siempre a la defensa de tres ideales autoimplicativos y que él mismo reconoció expresamente: democracia, derechos del hombre y paz (información en base a Wikipedia).

Alvaro Miranda presentará el libro "El futuro de la democracia" (1986).



El futuro de la democracia
Norberto Bobbio

El objetivo fundamental del libro corresponde a analizar las características de las democracias existentes en Italia y Europa en los años 70[1].  El hilo conductor de este análisis consiste en realizar una comparación entre los ideales democráticos y la democracia “real” o efectiva. En particular, se centra en 6 falsas promesas de lo que se esperaba que la democracia fuera  y de 3 obstáculos que explicarían el hecho de que esas promesas o ideales no se cumplieran.

Para poder discutir este tema se necesita como punto de partida una definición mínima de democracia. El autor plantea que la democracia está caracterizada por un conjunto de reglas primarias que establecen quién está autorizado para tomar decisiones colectivas y bajo qué procedimientos. La elección de las personas autorizadas a tomar decisiones colectivas son realizadas por la mayor cantidad posible de individuos dentro del colectivo. Tomando esta definición básica de democracia, se puede pasar a describir las 6 falsas promesas de la democracia.

a)     La sociedad pluralista

Según Bobbio la democracia nació de una concepción individualista de la sociedad. Citando a Adam Smith “persiguiendo el interés propio, frecuentemente se promueve el interés social de manera más eficaz que lo que pretendía realmente promover”. En particular señala que el individuo soberano , al ponerse de acuerdo con otros individuos igualmente soberanos, crea la sociedad política, la doctrina democrática había ideado un Estado sin cuerpos intermedios, característicos de la sociedad corporativa de las ciudades medievales y del Estado estamental o de órdenes anteriores a la afirmación de las monarquías absolutas, una sociedad política en la que, entre el pueblo soberano, compuesto por muchos individuos (un voto por cabeza) y sus representantes, no existiesen las sociedades particulares.

Ahora bien, lo que ha sucedido en los estados democráticos es contrario a la visión individualista. Las agrupaciones (partidos, sindicatos, etc) son los sujetos políticamente relevantes, no los individuos. En este sentido la sociedad es pluralista.

b)     La prohibición del mandato imperativo y el principio de la representación política.

La democracia moderna, fue ideada para que existiera representación política, es decir, que el representante elegido para velar por los intereses de la nación, no pueda ser sometido a un mandato obligatorio, es decir, no responda a intereses particulares, sino los de todos. Por ejemplo, una vez que los congresistas fueran elegidos como representantes, se esperaba que respondieran a las necesidades de la zona que representa, pero no a lo que su partido o algunas personas particulares le solicitan.

Sin embargo, el autor se pregunta ¿Dónde podemos encontrar un representante que no represente intereses particulares?

c)      La derrota del poder oligárquico

Una de las promesas de la democracia era terminar con el poder de algunos pocos. Los regímenes autoritarios se caracterizaban por la presencia de un grupo exclusivo en el poder. Por lo tanto la democracia tenía como objetivo ampliar el poder a todos idealmente. Sin embargo no se cumplió.

Esta promesa no cumplida también lleva a otra discusión entorno a lo que la democracia buscaba y su implementación en la práctica. El autor plantea que el único sistema democrático posible de implementar es el representativo. El cual es menos exigente que la democracia directa, donde todos los individuos participan de todas la decisiones que se realizan. Es en parte por esto, el hecho de que solo sea factible que exista representación y no activa participación de cada uno de los individuos, que genera la presencia de distintas oligarquías que poseen el poder en democracia.

Los requisitos que Rousseau planteaba para poder tener aquella democracia total, en que todos los individuos participaran, era que los estados fueran pequeños, de tal forma que todos se pudieran reunir y votar; una gran sencillez de costumbres que permitiera facilitar las negociaciones; mucha igualdad en las fortunas; poco o ningún lujo.  Estos requisitos naturalmente no se cumplen en la historia y generan importantes desigualdades que tienen impactos en el desarrollo de la arquitectura democracita del país.

Finalmente cita a Shumpeter para explicar que la característica de un gobierno democrático no es la ausencia de elites sino la presencia de muchas elites que compiten entre ellas por la conquista del voto popular.

d)     El espacio limitado.

De alguna forma la democracia ideal planteaba que el espacio de aplicación de la democracia, es decir, el hecho de votar para tomar decisiones, sería una regla más que una excepción como lo es actualmente. Es una excepción ya que sólo se aplica para cierto tipo de decisiones que son infrecuentes, por ejemplo las elecciones. De esta forma existiría un espacio limitado en el cual se aplicaría la democracia.

Ahora bien, Bobbio considera que no es posible imaginar un estado que pueda ser gobernado mediante llamado permanente al pueblo a votar, dada la alta complejidad de esta tarea. Por lo cual el modelo real de democracia es el de la democracia representativa, donde existe un representante que toma decisiones por muchos, y no el de la democracia directa dónde cada individuo participa directamente en cada decisión.

Sin embargo, aún en el contexto de una democracia representativa, se puede extender la democracia en la medida que más personas tengan acceso a votar y en que existan más decisiones por las cuales votar. En general, en los países desarrollados tiene acceso a votar una gran cantidad de personas. Sin embargo, existen muchos espacios donde el ciudadano no puede ejercer su poder como elector y que hay que ampliar. Un ejemplo de un espacio que se ha ido democratizando es en los colegios donde los padres toman decisiones sobre el curso votando.

Pero existen dos bloques de la sociedad que a Bobbio le parecen son fundamentales para crecer en términos democráticos: la empresa y el aparato administrativo. Mientras estos no sean afectados por el proceso de democratización, el proceso de democratización no podrá considerarse realizado plenamente.

e)     El poder invisible

La democracia nació bajo la perspectiva de erradicar para siempre de la sociedad humana el poder invisible, para dar vida a un gobierno cuyas acciones deberían haber sido realizadas en público. Michele Natale (1979) plantea que todas las actividades de los gobernantes deben ser conocidas por el pueblo soberano, excepto alguna medida de seguridad pública, que se le debe hacer de su conocimiento en cuanto el peligro haya pasado.

Ahora bien, en democracia el poder invisible, es decir, las decisiones o actos realizados de forma privada que tienen repercusiones en el aparto público, han sido preponderantes.  Los argumentos usuales para esto corresponde a que es más rápido (eficiente) tomar decisiones sin publicar o consultar y que el pueblo no necesariamente es la mejor fuente para juzgar algunos aspectos particulares de la toma de decisiones. En suma, el poder invisible equivale a la toma de decisiones entre 4 paredes. 

Las formas de combatir contra este poder invisible ha sido estableciendo individuos o instituciones que controlen la toma de decisiones. Por ejemplo, la contraloría de gobierno busca ver que las acciones que se realizan con dinero público estén debidamente justificadas. Sin embargo, Bobbio pregunta ¿Quién controla a los controladores?

Desde su perspectiva, si no se logra responder esta pregunta entonces la democracia, como una instancia de poder ejercida por el pueblo de forma transparente, está perdida.

f)       La educación de la ciudadanía

En su concepción teórica, la existencia de la democracia requería que los que eran súbditos en los regímenes totalitarios pasaran a ser ciudadanos mediante la educación. La democracia no puede prescindir de la virtud, entendida como amor a la cosa pública, pues al mismo tiempo debe promoverla, alimentarla y fortalecerla. Y esta virtud se adquiere a través de la educación.

Además la educación permite que los individuos realicen un voto de opinión, donde refleje sus preferencias fundadas en argumentos sólidos. Sin embargo, lo que se ha observado es que existe una importante apatía política donde los individuos no votan o que en el caso que votan lo realizan como un voto de intercambio, es decir, esperando algo a cambio.


Luego de enumerar y describir estas 6 falsas promesas el autor se pregunta ¿eran promesas que se podían cumplir? Su respuesta es NO. El proyecto democrático fue pensado para una sociedad mucho menos compleja que la que hoy tenemos. Bobbio identifica 3 obstaculos que no permitieron, entre otros, que el proyecto democrático se llevara a cabo:

1.      Aumentaron los problemas políticos que requirieron capacidad técnica.

En la medida que las economías pasaron de ser familiares a economías de mercado y luego economías con regulaciones, los problemas políticos empezaron a requerir de capacidad técnica, o expertos, lo que alejo del centro de la democracia al ciudadano común y corriente. La democracia se basa en la hipótesis de que todos pueden tomar decisiones sobre todo, sin embargo, la realidad es que los que deberían tomar las decisiones son aquellos que entienden de aquellos asuntos.

2.      El crecimiento continuo del aparato burocrático

Cuando se paso de los gobiernos totalitarios a la democracia, se amplió el espectro de quienes podían influir en las decisiones. Por lo tanto se generó un aumento en la demanda por garantías sociales por parte del estado tales como protección contra el desempleo, seguridad social contra las enfermedades y contra la vejez, viviendas, etc. Es decir, al darle voz a individuos que antes no tenían derecho a opinar ni hacer requerimientos, se comenzó a recibir una serie de demandas que para ser satisfechas requerían un aumento del aparato burocrático.

3.      La lentitud para responder a las demandas

El aumento de las demandas descrito anteriormente ha sido muy veloz.  Sin embargo, las respuestas han sido muy lentas. Esto ha sucedido ya que no siempre es obvia la forma de responder a las demandas, entre otras cosas, porque no se sabe como dejar contento a las individuos que las solicitan. En la democracia la demanda es fácil y la respuesta es difícil.

Después de leer este diagnostico se podría pensar que se está perdido, ya que la democracia real dista tanto de la democracia ideal. Bobbio expresa que cuando se ha luchado por obtener la democracia, como el lo hizo contra el fascismo italiano, entonces la democracia representativa con todas sus imperfecciones es bastante positiva. El considera que la democracia actual es una suerte de mal menor. Pero que existen vías en las que se puede mejorar, en particular para efectos de disminuir la desigualdad política que ciertamente tiene que ver con la desigualdad social que nos reúne en este taller.

Los aspectos en que se desprende Bobbio considera factible avanzar en términos de disminuir la desigualdad política son:

1.       El espacio en que los individuos votan. No solo deberían remitirse a elecciones de autoridades del estado sino a decisiones en las empresas y en los aparatos administrativos. Lo que sugiere, entre otras cosas, la creación de sindicatos.
2.  Mejorar la educación de los individuos para que de esta forma su voto adquiera valor real, no sea solamente un voto clientelista. Esto permite acercar a la gente la discusión política que se ha ido sobre tecnificando en el tiempo.



[1] El libro fue editado por primera vez en 1984.

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